sábado, 29 de noviembre de 2014

Fracasar y aguantarse.

Mi primera entrada se la dedico al fracaso.

Cuando uno mira una película, suele ver en general personas apasionadas, ya sean policias, amantes, soldados, etc. Pero todos personas que luchan por un objetivo, incluso si este podemos considerarlo malvado.

Y me da por pensar que, si bien esta gente existe, es solo una parte. No a todo el mundo le ama alguien, ni disfruta de su trabajo; ni siquiera todo el mundo tiene algún objetivo. A veces, la realidad consiste en estudiar, trabajar, pagar facturas, y matar el tiempo de algún modo. A veces, existe una forma de fracaso (académico, laboral, sentimental, lo que sea) que se pega a la suela del zapato, y que no hay forma de quitarse. Y la vida consiste en fracasar y aguantarse.

Cuando los humanos construimos catedrales, levantamos puentes, descubrimos grandes avances científicos o mandamos sondas al espacio, ¿qué cantidad de esa gente feliz e ilusionada habrá detrás? ¿Son los grandes logros un producto de los soñadores, o un producto de gente que busca una manera de vivir?

Y mi pregunta más importante ¿Quién tiene más mérito? ¿La gente soñadora, a la que la vida le sonríe, o los luchadores que se comen el fracaso, y se levantan para seguir viviendo?

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