jueves, 4 de diciembre de 2014

Mis reflexiones sobre la superpoblación

Hay quien piensa que el hecho de "reflexionar" permite resolver problemas. Yo creo que la mayor parte de las veces, no permite resolver problemas sino al contrario, darte cuenta de que existen. Y ojo, no es ninguna pérdida de tiempo. El hecho de saber que hay un problema pendiente de solución es previo a encontrarle una solución.

En este caso, he estado pensando sobre la relación que existe entre la tecnología, la producción agraria, la superpoblación, el medio ambiente y el tocino.

No es un problema nada nuevo. Antes vivíamos de la caza y la recolección, sin mucha diferencia con el resto de los animales, y bailamos con la extinción constantemente, hasta que descubrimos que al meter una semilla en tierra húmeda sale una planta. La agricultura y la ganadería permite el inicio de la cultura y la civilización. La escritura, la cerveza, el calendario, la metalurgia. El arado, la arquitectura. La pólvora. La máquina de vapor. El motor de gasoil. La aviación. El ciclo Haber-Bosch. La bomba atómica. Los computadores. Los satélites. Y en todo esto, somos nada más y nada menos que 7000 millones de habitantes en el globo terráqueo.

Hay gente que es pesimista, y habla de que somos demasiados. Y si, es cierto que somos demasiados, pero ¡Oye! ¡A mi me gusta existir!. Y no creo que los que dicen que somos demasiados tengan ganas de dejar de existir (ahora, después de leer lo que he escrito, me doy cuenta que algunos comentarios pueden sonar excesivamente antiabortistas. Hay que diferenciar contextos).

Dejando a parte este hecho, reconozco que enunciado de manera un poco infantil, es cierto que da lugar a ciertas incógnitas el aumento de la población mundial. Por ahora, sabemos que la población aumenta a  pasos agigantados, y los datos no paran de oscilar respecto al futuro, pero a nadie le extraña una cita del tipo "en el año 2020 seremos nueve mil millones de personas en el mundo" (en concreto, seremos 7'7 mil millones de personas, según alguna estimación que leo en la Wikipedia).

Mientras que la población de manera exponencial ("muy exponencial", si miramos los últimos 200 años), la superficie cultivable se mantiene constante. Este detalle resulta sumamente interesante. Muchos teóricos del ecologismo hablan de que es necesario desintensificar la agricultura para diminuír el impacto de la agricultura en el medio ambiente. Sin embargo, es difícil explicar como disminuír la intensificación en un planeta al que se le acaba la tierra cultivable y en el que la población humana no para de aumentar (quizás cortando bosque amazónico, pero ni produciríamos demasiado ni creo que los amigos del medio ambiente quieran pasar por ello. Personalmente, creo que lo peor que podíamos hacer es cambiar lo poco que queda de selva para plantar vulgares cultivos de soja).

Por otro lado, es cierto que la intensificación devora los recursos naturales. Vamos camino de plantar sobre arena en el mejor de los casos, y en el peor, de plantar sobre terrenos contaminados con todo tipo de metales pesados. Al mismo tiempo, el nivel del mar promete con aumentar, y el cambio climático va a generar un cambio sustancial en los ecosistemas. Este último punto es bastante conflictivo. Mayor temperatura global no significa más calorcito, sino un sistema más turbulento. Y ahí lo dejo. Tampoco se demasiado al respecto.

Cualquiera diría que estamos entre la espada y la pared. La espada, el enorme aumento de la población mundial. La pared, los recursos del planeta. Y en medio, nosotros.

Realmente, a corto plazo, sería iluso pensar que existe una solución que pueda contentar a todos. Puesto que la degradación del medio ambiente tampoco es considerado un problema que requiera más atención que el de llevarse algo a la boca, pues nos contentamos con aumentar la producción agraria, y por suerte, todavía nos permite alimentar a más gente de la que existe, incluso si parte de los humanos pasan hambre (este tema daría para otro post. Ya estoy cansado de que relacionen a mis queridos transgénicos con el hambre en el mundo y con otras barbaridades mas). Sin embargo, no parece que la agricultura sea sostenible a largo plazo, pues depende en gran medida del estado de conservación de los suelos, del equilibrio en el clima, de los combustibles fósiles, de las plagas, etc.

Entonces, ¿qué hacemos?. Mi respuesta sería aumentar más la intensificación, si cabe. Si fuese posible, meter todo el grano del mundo en invernaderos que ocupen todo el terreno cultivable del mundo y que den 6 cosechas al año. Así comeríamos todos, y no nos preocuparía este tema.

Sin embargo, es muy pretencioso este objetivo, y tiene los mismos problemas que el planteamiento actual. Por ello, la principal vía de actuación desde un punto de vista técnico es la innovación tecnológica, a la que no deberíamos oponernos. Quizás vale cuestionarse por qué no hay semillas transgénicas públicas o por qué nos gastamos gran parte de los alimentos en hacer tocino, pero siempre hay que distinguir en lo que es una crítica constructiva sobre hechos que no son justos, y actitudes escépticas basadas en misticismos y temores más propios de la época de las brujas y las piras. Y ojo, que no seré de los que diga que TODA solución vaya a venir por ahí, o ni siquiera que exista una gran solución.

Ahora, sin embargo, me voy a desviar del punto sobre el que soy machacón, los famosos transgénicos, y voy a entrar a mi propia reflexión. ¿Qué es lo que regula la población mundial? ¿Qué es lo que delimita "cuanta gente" hay en el mundo?

Antes existían factores como las guerras o las epidemias. Sin embargo, hoy día, si bien hay guerras sanguinarias (ya sería hora de que cierto país dejase de expandirse aplastando a cierta población, ejem ejem), no podemos hablar de una guerra que mantenga la población mundial controlada (demos las gracias a los artefactos nucleares). Ni siquiera epidemias (la población de África, acosada por la malaria, el VIH o incluso el ébola, sigue creciendo pese a todo), y los desastres de gran magnitud, como el tsunami de Sumatra, no han supuesto más que un día de decrecimiento de la población mundial. Tampoco tenemos depredadores. Y alimentos por ahora no nos faltan... pero lo harán,

En realidad, el crecimiento de la población se mantendrá mientras que haya alimentos para todos. Y cuando estos se acaben, entraremos en hambruna, y la población alcanzará un nivel estacionario en el que la falta de alimentos nos mantendrá estables. Y ojo, que la estabilidad, por desgracia, no significa que cada pareja solo tendrá dos hijos pensando en la población mundial. Significará, como toda maldita hambruna, en un paseo constante de la parca por las zonas más desfavorecidas del planeta (en realidad, la parca ya se pasea por muchas regiones del mundo, incluso en abundancia de alimentos. Cuando entremos en esa fase estacionaria del crecimiento de la población mundial, el paseo será global).

Una manera original que se me ha ocurrido es actuar como una tribu que Marvin Harris describía en su libro Cerdos, Vacas, Guerras y Brujas. Dicha tribu mantenía un extraño modo de vida que consistía en criar cerdos como si fuesen sus hijos, matarlos, comérselos, declararle la guerra al vecino, plantar un árbol de la paz, y volver a criar cerdos. Lo que el autor explica en el libro es que el sistema de cría de los cerdos tenía un importante sentido práctico: cuando los recursos escaseaban (normal en una agricultura de rozas) y los indígenas lo percibían, llevaban a cabo la matanza de los cerdos, y los comían. Los cerdos eran alimentados como personas: pensemos en que, si no hubiesen habido cerdos, algún humano tendría que haber sido asesinado o haber muerto de hambre. Quizás no sería mala idea tener cerdos sibaritas en casa. Pero no vivimos en una agricultura de rozas.

Otra cuestión sería limitar la natalidad. China ya lo hace. Sin embargo, creo que es un grave error asumir que el aumento de la población se debe a que la gente no hace más que tener hijos.



En este mapa de la fertilidad mundial que he encontrado en un minuto utilizando Google, podemos apreciar que, aún existiendo un gran número de excepciones, hay ciertos patrones en la distribución de las altas tasas de fertilidad: en África, altas tasas de fertilidad; en Europa, bajas tasas de fertilidad.
Alguna gente (sin intención de insultar, con una concepción bastante racista), considera de manera implícita que los africanos deben ser un poco tontos, porque no se dan cuenta de que pasan hambre y que por eso no deberían tener más hijos.

La razón de que en África haya una tasa de natalidad mayor que en Europa se debe a una diferencia del régimen económico entre los dos continentes. Europa se encuentra en una fase post-industrial, donde los hijos son un auténtico gasto (academias, universidad, ropa, comida, móvil, paga; y todo ello mientras que no hayan problemas mayores con la ley o con la droga), mientras que en África predomina la agricultura pre-industrial, donde la mejor manera de mantener la producción y de paso, de llegar a la vejez, es tener muchos hijos que ayuden con la producción y que te cuiden cuando llegues a la vejez. Es decir, un hijo no es un gasto, sino una inversión; así ocurría aquí mismo en España en la época de mi abuela y después incluso. Y aquí dejo este epígrafe sobre África, un continente que aún no he visitado.

Es difícil mantener un control de la natalidad en un mundo con realidades materiales tan distintas. Si la solución fuese que todas las economías fuesen desarrolladas (¡Qué bonito!). Sin embargo, es muy probable que si en ciertos países vivimos relativamente bien, es gracias a que otros viven peor. Desde mi punto de vista, no creo que podamos vivir en un mundo de bienestar global: ni tenemos los recursos físicos, ni nuestro estilo de vida se podría sostener en un mundo de justicia global (pregúntate de dónde sale el tungsteno que lleva tu teléfono móvil, o dónde se ha montado). Y por otro lado, tampoco parece que haya ningún plan viable ahora mismo para llevarlo a cabo.

En el caso de un hipotético bienestar global y control de la población, sería una buena pregunta el hecho de si se podría mantener el crecimiento económico al que nos encontramos acostumbrados a desear. Imaginemos que mañana no va a vivir más gente que hoy. Esto significaría que la gente nacería reemplazando a gente que acaba de morir. Conforme mejora la alimentación y la atención sanitaria (quizás esto ya no), vivimos más, así que supongamos que la tasa de natalidad es cada año es más baja, debido a la aparición de ancianos centenarios supongamos. Esto significaría que a la larga, el mantenimiento de toda la economía estaría a cargo de cada vez menos gente joven, y cada vez habría un mayor número de, siendo directos, viejos. Esta tendencia a la vejez, si se da en único país, puede arreglarse trayendo trabajadores de otros países; pero en este caso hipotético de desarrollo global, no habría país que trajese jóvenes. La población, estabilizada en los siete mil millones actuales continuaría avejentándose hasta que se diesen dos situaciones distintas: la estabilización en una edad máxima (la vida humana tendrá un limite, supongo) o el colapso de la economía, que provoque un efecto contrario al del crecimiento de la esperanza de vida o de la población.

Por otro lado, el crecimiento de la economía tiene también su relación con el hecho de esperar mañana más habitantes que hoy. Más trabajadores. Más consumidores.

Y concluyo dejando claro que no tengo ni idea de cómo arreglar el singular problema de la superpoblación. Quizás aumentando la producción de alimentos, acrecentemos el problema; por otro lado, no creo que nadie tenga ganas de pasar hambre en un futuro, por muy sacrificado que se sea en pro del medio ambiente. Un amigo mío dice de tirar bombas al azar para reducir la población mundial (como estudiante de biotecnología, creo que un virus daría más juego en ese sentido). Pero creo que, antes de llegar a ese punto, mejor sería una campaña de castración masiva. En todo caso, aprovecho para volver a repetirlo: hay que apoyar el desarrollo científico y tecnológico. Es una de las principales esperanzas para no caer en una fatal "edad oscura global".

NOTA: No he hablado nada de las estructuras de poder de este planeta, que tienen muchísimo que ver con el tema del hambre. He obviado todas las matanzas que se pueden dar a diario en conflictos terribles. Y he hablado, aunque con ironía (espero que se detecte), de métodos de control de la población. Y todo ello no significa que no vaya a hablar más tarde de las estructuras del poder, que no me interese que la gente se mate fuera de casa, ni que tenga ganas de controlar la población. Como dije al principio del texto, no pretendo llegar a una conclusión, sino subrayar un problema.

NOTA 2: ¿Descartamos los viajes espaciales? ¿Los terraformers? ¿La vida submarina?

NOTA 3: ¿Y qué tenía que ver el tocino con esto?